domingo, 4 de enero de 2009

HISTORIA DE CALZADA DE CALATRAVA

Antecedentes prehistóricos.
Aunque el origen de Calzada como población del Campo de Calatrava se remonta al siglo XIII, no obstante se conservan numerosos yacimientos arqueológicos que constatan la presencia humana en esta zona ya desde el Paleolítico inferior. Pese a que no se han realizado excavaciones científicas, en diversas prospecciones de superficie se han hallado algunos núcleos poliédricos en el paraje conocido como "El Álamo", así como también se han documentado raederas y lascas en lo que se conoce como "Casa Calle", situados al norte y noreste respectivamente.
"El Álamo", situado en un paraje elevado cerca del arroyo de las Vegas de Castellanos antes de llegar al molino de la Parra sobre el río Jabalón, es el yacimiento más importante que abarca desde el Neolítico a la Edad del Bronce. En él se encuentran ciertos paralelismos con algunos yacimientos cercanos en Aldea del Rey, en el que sobresalen, entre otros materiales, hachas pulimentadas y piedras de molino.
También pertenecen a este período los restos encontrados en la zona de "los Güedos" (piedra pulimentada), así como los hallados en "El Prado" (al norte), "Pozo Felipe" (al este), y el hacha neolítica encontrada en "Cabeza del Encinar" (al sur).
Hasta el Siglo XIV
Ya de época histórica se documentan algunas monedas romanas en el término, así como diversos puentes, hoy desaparecidos, sobre el rio Jabalón en el camino hacia Oreto, (Molino de la Parra, Arroyo Sequillo).
Los escasos y dispersos restos arqueológicos encontrados y la total omisión en las fuentes romanas y visigodas de cualquier núcleo de población dentro del actual término de Calzada (Itinerario de Antonino, el Anónimo de Rávena, la Hitación de Wamba o las Crónicas anteriores a la batalla de Las Navas de Tolosa), nos permiten pensar que, a pesar del topónimo y de su cercanía con una vía romana, su cronología es bastante posterior.
Durante la dominación musulmana el cercano castillo de Salvatierra adquiere un papel cada vez mayor dada su ubicación estratégica protegiendo dos de las vías de comunicación más importantes entre Córdoba y Toledo. Este castillo, en el que nos detendremos más adelante, será uno de los puntos fortificados más importantes de la zona y en él se aprecia un espacio que posiblemente pudiera funcionar como una puebla que albergaba y daba protección a un contingente humano de cierta magnitud. En el año 1.157 moría Alfonso VII, el Emperador, en la dehesa de Fresnedas en 1.157 cuando regresaba de una expedición de socorro a Almería.
Siglo XIV al XIX
También en el actual término de Calzada se fundaron otras encomiendas calatravas como la de Castellanos, emplazada al norte y despoblada en los primeros años del siglo XIV, y la de Fuente el Moral, al sur. Algunas de las dehesas más destacas eran las de Belvís y El Retazo, donadas al Sacro Convento en 1.397 y 1.406 respectivamente, y la de El Encinar.
El maestre Pedro Muñiz de Godoy (1.371-1.384), concedió a la villa el privilegio de pastar en las dehesas de Fuente el Moral, Hernán Muñoz, Sacristanía y Buenvecino, privilegio que fue desestimado más tarde por los Reyes Católicos y la Chancillería de Granada.
La documentación nos demuestra que ya durante el siglo XV es un pueblo perfectamente consolidado y en vías de expansión, de ahí la construcción de una nueva iglesia parroquial, de un hospital para pobres y caminantes y, en definitiva, se comienza una regularización urbana que continuará en las décadas posteriores. Asimismo, también se regula el aprovechamiento de los recursos naturales, siendo confirmadas en 1.560 sus "Ordenanzas sobre caza y pesca".
Una fuente indispensable para el estudio de Calzada en el siglo XVI son las Relaciones Topográficas ordenadas por Felipe II el 23 de diciembre de 1.575, las cuales contienen gran cantidad de información sobre la economía, la religión, la sociedad y, por tanto, de la forma de vivir de los calzadeños en esta época. Asimismo, tras la sublevación morisca de las Alpujarras, fueron asentadas en Calzada 200 de estas familias que contribuirán a su aumento demográfico.
La grave crisis del siglo XVII repercutió considerablemente en el descenso demográfico, llegando incluso a alcanzar mínimos históricos que obligaron a anejar la parroquia de Aldea del Rey a la de Calzada, situación que se mantuvo hasta el año 1.796.
El siglo XVIII supuso un período de recuperación que se manifiesta mediante la construcción del Convento de Padres Capuchinos a partir de 1.719, así como también tiene lugar la progresiva emancipación de los pequeños núcleos de población que hasta ahora dependían en algunos aspectos de Calzada. Así por ejemplo, Belvís, jurisdicción del Sacro Convento, realiza un deslinde de términos en 1.768, al mismo tiempo que Carlos funda en el quinto del Pardillo, en la dehesa de la Obrería, el poblado de Villanueva de San Carlos, que obtiene el privilegio de villazgo el 25 de julio de 1.773.
Siglo XIX
En los albores del siglo XIX Calzada, todavía villa, presenta un panorama caracterizado por el comienzo de una nueva época de desarrollo que, si bien quedaba lejos de llevar la prosperidad a todos sus habitantes, al menos produjo una efímera bonanza económica que permitió el crecimiento de una clase social acomodada. Este sector de la población, al que llamaremos "nueva burguesía" por definirlo de alguna manera, comenzaba a simultanear con mayor frecuencia la explotación de sus bienes agrícolas con otras actividades de carácter industrial, aprovechando, en la mayoría de los casos, los beneficios obtenidos de la agricultura para invertir en negocios directamente relacionados con ella.
Según nos informa Miñano en su diccionario, en 1.826 Calzada tenía 4.641 habitantes, parroquia, convento y hospital, buen caserío y un terreno muy fértil, industria de paños y lienzos y telares de encaje.
Las Guerras Carlistas (1.833-1.839) tuvieron una importante repercusión en Calzada puesto que se desarrollaron con gran crueldad, debido a parte destacada de la población se inclinó por el bando Carlista, hecho que desembocó, entre otras cosas, en la quema de la iglesia parroquial el 25 de febrero de 1.838 en donde, según Madoz, murieron 163 personas entre solados, milicianos nacionales, mujeres y niños.
En el panorama social, y teniendo en cuenta períodos de recesión como el de las Guerras Carlistas, el fugaz desarrollo ya mencionado no hacía sino aumentar aún más las diferencias sociales entre aquellos cuyo ascenso social era indudable, y los que permanecían anclados en un sistema de vida rural que solamente les permitía pensar en el día a día.
Sin duda ninguna, esta serie de connotaciones serán decisivas desde el punto de vista de la creación de nuevas obras y edificios de mano de la intervención pública, tanto a nivel municipal, como provincial y nacional, pues, no en vano, serán las clases con mayor poder económico, que a la sazón ocupaban los cargos públicos más influyentes, las más beneficiadas a la hora de crear una infraestructura mínima que posibilite la expansión industrial. De este modo, en 1.890 se inaugura el cementerio actual, en 1.893 se construye el nuevo Ayuntamiento , el 20 de marzo de 1.894 llegó el ferrocarril y ese mismo año se proyectan las nuevas escuelas públicas. Y así sucesivamente hasta que por fin, el 22 de enero de 1.895, la Reina Regente María Cristina concede el título de Ciudad "...por el aumento de su población y progreso de su agricultura..." ; de hecho, en un período de cincuenta años prácticamente duplicó su población, pasando de 3.840 habitantes en 1.848 a los 6.541 habitantes en 1.897.

Siglo XX hasta la Actualidad
A partir de estos momentos Calzada experimentó un importante crecimiento a todos los niveles y el siglo XX nace sumido en este clima de prosperidad, si bien, aún permanecieron durante bastante tiempo las diferencias sociales heredadas de la centuria anterior. Siguiendo la tónica del resto de la provincia, la concentración sindical y la formación de grupos políticos alcanzarán una relevancia importante.
Desde el punto de vista cultural, serán dignos de mención el interés suscitado por disminuir, en la medida de lo posible, el alto nivel de analfabetismo hecho que, por otro lado, venía siendo uno de los numerosos "talón de Aquiles" de la sociedad española.
Por eso, vemos como durante la Dictadura de Primo de Rivera (1.923-1.930) se produce un esfuerzo real por mejorar el sistema escolar, se proyecta la construcción de nuevos pabellones escolares y se incrementa el número de personal docente.
En el aspecto urbanístico, se observa cómo existe un interés por mejorar los planes municipales, de ahí el nacimiento del Instituto Municipal que, si bien no hizo más que refundir las normativas anteriores, sirvió para lograr el establecimiento de un régimen jurídico unitario, que veía a los Ayuntamientos como los mejores agentes para llevar a cabo el planteamiento.
Aunque la entrada de la República a nivel nacional supuso una renovación en toda regla en la mayoría de los aspectos económicos, sociales y culturales, lo cierto es que en Calzada lo único que sucedió es que comenzaron a llevarse a cabo las obras proyectadas en las décadas anteriores, sobre todo desde el punto de vista de la construcción de escuelas, de las comunicaciones y del urbanismo en torno a los ensanches. No obstante, otros proyectos quedaron inconclusos como, por ejemplo, la canalización de agua corriente y el alcantarillado.
El estallido de la Guerra Civil supuso un duro revés a la ejecución de todos estos proyectos, ya que se tuvo que partir prácticamente de cero a partir de la década de 1.940. La total carestía económica y los efectos derivados de la Autarquía económica, fueron factores decisivos a la hora de incidir en la actividad agrícola que trajo consigo un período de economía sumergida y prácticamente de subsistencia, en donde el estraperlo era una de las prácticas más habituales. Otras actividades de carácter social y cultural experimentarán un desarrollo más pausado.
Tendremos que esperar a la década de 1.960 para encontrarnos con un cierto despegue económico apoyado en industrias de carácter familiar y dedicadas fundamentalmente, salvo el caso del pegamento Imedio, a actividades relacionadas con la economía agropecuaria. Tal es el caso, por ejemplo, de algunas bodegas y molinos de aceite que alcanzarán cierta solvencia empresarial. Fruto de esta intensa actividad agrícola y como resultado de la importante producción de cereal, el Estado decidió la construcción de un "silo" para su almacenamiento, edificio que por su magnitud y envergadura sobresale como uno de los referentes urbanos más destacados.
La sensibilidad cultural poco a poco va creciendo de modo que, gracias a diversas gestiones de carácter privado, en Calzada se construyó un Instituto de Bachillerato, que permanece hasta nuestros días como "Instituto de Enseñanza Secundaria Eduardo Valencia".
No obstante, el importante crecimiento demográfico experimentado con el "Baby Boom" y una economía basada fundamentalmente en la agricultura, desembocó en un proceso migratorio constante que hizo salir a multitud de calzadeños a otras zonas más prósperas en busca de una mejor calidad de vida, proceso aún perdura hasta nuestros días.

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